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La aplicación de toxina botulínica es un procedimiento médico y estético que implica la inyección de una neurotoxina derivada de la bacteria Clostridium botulinum. Esta neurotoxina bloquea temporalmente las señales nerviosas que controlan la contracción muscular, lo que resulta en una disminución de las arrugas y líneas de expresión. También es utilizado para otras patologías medicas como el blefaroespamos, espasmos hemifaciales, hiperhidrosis, bruxismo, neuralgia del trigémino, migraña, entre otros usos.

El tratamiento se utiliza principalmente para suavizar las arrugas dinámicas, aquellas que aparecen debido a movimientos faciales repetidos, como las líneas en la frente, patas de gallo y entrecejo. La toxina botulínica se inyecta con agujas muy finas en puntos estratégicos, y el procedimiento es rápido y relativamente indoloro.

Los efectos suelen ser visibles después de unos días y alcanzan su máximo resultado en unas dos semanas. Los resultados son temporales, generalmente duran de tres a seis meses, momento en el cual se puede repetir el tratamiento si se desea mantener el efecto.